¿PARA QUÉ UNA INFIDELIDAD?

Es muy frecuente hoy en día, en conversaciones, lecturas… encontrarnos con la cuestión de cómo se construye el amor de una pareja, cuáles son los constructos básicos de ese amor.
En “El triángulo del amor”, Robert Sternberg nos explica tres elementos: pasión, intimidad y compromiso. En las relaciones líquidas de hoy (concepto de Zygmunt Bauman) podemos darnos cuenta de que es difícil construir una relación sólida.
Parece que preferimos ante todo la pasión. Si sexualmente conectamos, nos sentimos más atraídos. Tendemos a tener idealizadas a las personas con las que queremos iniciar una relación. Así puede comenzar un amor, idealizado al máximo, pero pronto darnos cuenta que esa persona nos gusta menos de lo que habíamos imaginado.
Se necesita algo más que la pasión ¿verdad? Un buen comienzo puede ser compartir intimidades, como hacen los amigos íntimos. Es impagable la sensación de verte reconfortado/a, arropado/a por el otro.

Amor y cariño deben ir de la mano en relaciones duraderas, por eso las características de personalidad son importantes: responsabilidad y estabilidad emocional, amabilidad, apertura a la experiencia… En la convivencia diaria el cariño es fundamental. La forma respetuosa con la que miramos al que tenemos al lado, acogiendo sus defectos, haciéndonos los despistados con cosas que no soportamos que haga…
Si ese cariño es explícito y recíproco, se tiene seguridad dentro de la pareja, ambas personas se satisfacen dentro de la relación.

Otro punto fundamental es revisar el proyecto de futuro juntos. Qué espacios comunes vamos a compartir. Qué espacios individuales queremos mantener. Qué margen damos a cada espacio, ese equilibrio entre intimidad e independencia; si nos vemos con hijos/as o no, qué tipo de convivencia queremos sostener… Aquí es donde juega su tanto el compromiso. Que a ambas partes satisfaga el acuerdo, augura un proyecto de futuro acertado. Es muy habitual ver parejas en las que su proyecto de futuro se tambalea porque no tienen claro el acuerdo que en su día tomaron. Algo fundamental en la vida es ser flexibles, todo puede replantearse, pero es cierto que en las relaciones de pareja es importante mantener los pactos iniciales. Porque son como bases fundacionales de esa relación. No respetarlas o intentar cambiarlas pasado el tiempo, podría interpretarse como una traición por la otra parte. Por eso un punto para mi clave, es tener una comunicación honesta desde el principio. Es necesario enfrentar conversaciones en ocasiones incómodas, decir cosas que sabemos que no gustarán a la otra persona pero que no decirlas implicaría una renuncia a nosotros mismos, implicaría no mostrarnos tal como somos y sentimos. No decirlas, generaría falsas percepciones en la otra persona de quiénes somos realmente. Tendría percepciones positivas sobre nosotros que no se ajustan a la realidad de lo que pensamos  sobre un tema determinado. Construir una relación en base a ilusiones, no es actuar con honestidad. Cuando esas ilusiones se desvanecen, la relación puede verse resentida hasta el punto de desembocar en una ruptura. En definitiva, se trata de actuar con lealtad hacia uno mismo y hacia el otro. De esa manera no hay lugar para una infidelidad. La infidelidad llega cuando no muestro al otro mis ideas, mis intenciones…

En la comunicación interpersonal, en ese intercambio y apoyo mutuo, caben muchas cosas: redefinir relaciones, que sean más o menos abiertas, compartir intereses, ideas, pensamientos. Crecer en una relación es eso y también comprender al otro, hacer que se sienta importante, especial, el más especial.
Se necesita intimidad suficiente para favorecer el compromiso y así,  cuando la pasión acabe, quedará esa amistad íntima, ese cariño profundo que sigue manteniendo la relación porque el equilibrio permanece.