Se entiende la familia como un sistema. La acción de un miembro genera un efecto sobre el resto y a su vez estos hacen también una devolución de información. Todo este sistema se retroalimenta a través de las relaciones que existen entre los miembros y de la comunicación entre ellos. A su vez el sistema interactúa y se relaciona también con otros sistemas externos como la escuela, el trabajo, aficiones, amistades, servicios comunitarios… En la terapia familiar tratamos de ver cómo está funcionando ese sistema de relaciones y ayudar a que el propio sistema corrija las disfuncionalidades detectadas.
Dentro de las dificultades que atravesamos en las diferentes etapas del ciclo vital, que pueden no ser pocas, absolutamente todos podemos salir con mayor enriquecimiento en nuestras relaciones, mayor pureza y autenticidad. Al final es resiliencia. Cómo, ante las adversidades, podemos sacar adelante lecturas positivas y vidas funcionales. Somos valientes, vitales, con ánimo de superación, por eso hemos llegado a terapia.
Muchas problemáticas asociadas a disfunciones familiares vienen dadas por la falta de conexión de la persona con redes comunitarias.
Mi recorrido profesional como trabajadora social me ha otorgado un extenso conocimiento de recursos comunitarios de todo tipo (ocio y tiempo libre, laboral, actividades deportivas, movimiento asociativo, participación ciudadana, servicios de atención especializada…) que es imprescindible poseer para saber orientar a las familias y conectarlas con estos sistemas.
Esta conexión a recursos, la familia ni se la ha planteado, de hecho , en la mayoría de ocasiones, ni conoce de la existencia de los mismos y es algo que puede resolver de forma sencilla algunos problemas que se están dando en el funcionamiento familiar.
La labor de coordinación con estas redes es parte importante, que en ocasiones habrá que desempeñar, si queremos lograr un proceso terapéutico integral y satisfactorio.
Hay múltiples opciones de acercarse a actividades que no dependen exclusivamente de una capacidad económica determinada; simplemente de un saber hacer a la hora de coordinar acciones.
Realizar un estudio/diagnóstico del entorno y ambiente en el que estamos nos facilita conocer qué potencialidades, fortalezas, carencias recibimos de ese entorno.
Este conocimiento va a ser necesario para entender en qué contexto se mueve la familia. Qué podemos aprovechar de ahí, qué debemos rescatar, qué podemos facilitar incorporar, qué se puede plantear desechar…
Las sesiones inicialmente son de 1 hora aproximadamente. La primera cita con la familia quizá se alargue un poco más, depende también de las edades de los miembros. Si hay niños/as pequeños/as no deberíamos hacerla demasiado extensa porque se les puede hacer pesado. Se pretende generar un espacio al que sea entretenido acudir, no que se les quede la idea de soberano aburrimiento y que les resulte un hastío volver.
Trabajaré con la familia en su conjunto. Eso no quiere decir que en ocasiones las citas se pauten a subsistemas por separado. Por ejemplo, un día se convoca únicamente a los progenitores/padres/madres, otro únicamente a los hermanos/as…, lo veremos en función de las características del caso y cómo se vayan desarrollando las sesiones.
De todas formas, antes de finalizar la sesión haremos la convocatoria de miembros para la siguiente cita y explicaremos las razones que la motivan.
60€ por sesión. En la primera consulta telefónica (gratuita) se puede plantear toda aquella información que precise ser aclarada, la razón que motiva la demanda de atención... En esta consulta telefónica se le podrá informar si su caso es susceptible de atención o bien orientamos la derivación. En caso de desplazamiento al domicilio (por causa de dispersión geográfica, problemas graves de movilidad...) no se cubrirá una distancia superior a 120km desde Castellón. El importe del kilometraje se acordará con el cliente antes de realizar el desplazamiento.
Precios de talleres: 30€ por persona y sesión (duración 1h 30 min. aprox. cada sesión). Nº mínimo de participantes 5. Número máximo 8. Se realizarán de 4 a 6 sesiones (una por semana) dependiendo del taller del que se trate.
Cambiar el funcionamiento que se ha tenido siempre es un proceso que puede llevar tiempo. Lo importante es hacer consciente en la familia aquello que hasta ahora no se percibía. Eso mismo ya puede iniciar la integración de muchas otras cosas. Cada familia es un mundo diferente. Hay familias que a partir de 4/6 sesiones pueden observar algunos cambios, habrá otras que no; que por sus características, precisarán de más tiempo para incorporarlos. No soy partidaria de eternizar los procesos en el tiempo. Para mi es importante que podamos ir evaluando conjuntamente los logros alcanzados. Quiero saber con regularidad cómo os vais sintiendo, qué mejoras destacaríais, qué es aquello en lo que no observáis posibilidad de mejora...Creo que en un proceso terapéutico honesto las dos partes implicadas deben saber en todo momento en qué punto se encuentran y hacia dónde van; sobre todo para que no se genere en vosotros la idea de pérdida de un objetivo claro.
Los espacios entre sesiones suelen ser de 15 días.
Mi trabajo consiste en lograr cambios sobre la estructura familiar en su conjunto, que permitan al grupo familiar funcionar mejor en sus relaciones interpersonales y en su relación con otros sistemas comunitarios.
Es posible que el hecho de que la familia consiga integrar estos cambios, pueda mitigar el síntoma que presente alguno de sus miembros. Se trata de no centrarnos tanto en el síntoma, sino en ver qué aspectos del funcionamiento familiar están fallando y favoreciendo que ese síntoma aparezca, se intensifique o se repita.
Si individualmente alguno de los miembros presenta una clínica susceptible de ser atendida por otro profesional con competencias (psicólogo/a, psiquiatra…), derivaríamos el caso. En ocasiones se hace orientando a la familia hacia su médico de atención primaria que podrá hacer la correspondiente valoración y derivación a Servicios de salud mental.
Para lograr un bienestar psicosocial completo y evitar la aparición de problemas familiares mayores, en ocasiones, es fundamental tener una visión de abordaje integral. Unas disciplinas no son excluyentes de otras sino que se complementan.